¿Vos no te acordás cuando de pendejo entonabas
con una voz distinta a cualquier otra las canciones que me dedicabas? ¿Vos no
te acordás que dijiste un montón de veces que el día que no estés mas vivo tus
cenizas tenían que desparramarse en mi estadio (en TU estadio, en
NUESTRO estadio)? ¿Vos no te acordás como bailamos juntos a otros equipos
que parecían imbatibles? ¿Vos no te acordás? ¿No te acordás de cómo creíste que
toda tu vida iba a estallar desde tu garganta de tanto gritar? ¿Vos no te
acordás como lloraste por mi? ¿Y te acordás de cómo lloraste, pero de felicidad,
por mi?.
Te acordás, te acordás porque lo seguís
reviviendo todos los días, porque lo seguís haciendo. Hoy a mí se me llenan los
ojos de lagrimas, porque te veo a vos, porque veo TUS ojos (tus ojos que tantas
veces vi que me miraban llenos de orgullo) cada vez que fallo, cada vez que te
fallo, y los veo tan tristes, tan decepcionados.
Nunca quise fallarte, nunca quise decepcionarte.
A vos, que me mandé la macana que mande no me cambias por nada; a vos, que
aún estando en terapia intensiva seguís viniendo a verme y me seguís trayendo
banderas; me traes la camiseta sintiéndola como siempre, como nunca; me traes
papelitos infinitos; y me vuelvo loco, porque son pocas las veces que te vas
contento, y aunque lo disimules me doy cuenta del dolor que sentís al verme
así; pero volvés, y volvés siempre. Yo te conozco, y sé muy bien como me
defendiste tantas veces frente a cualquier persona que intentó desvalorizarme;
se cómo te peleaste con amigos, con tu familia, por mi. Sé todo lo que hiciste.
Sé que postergaste compromisos impostergables para verme, sé que viniste
incluso ese día que pensaste dos veces mirar el partido por la tele porque no
te sentías bien. Sé que recorriste kilómetros, que gastaste muchísima plata por
mí. Sé que si no podes venir, porque nos separan montañas o mares o simplemente
cientos de edificios y plazas, estás presente, estas ahí viéndome, fiel,
siempre fiel. Sé también, que al fin y al cabo, no esperas nada a cambio, que
aunque te vayas con bronca, impotencia, dolor, que aunque te vayas con alegría,
cantando tan fuerte que te escuchan hasta en Japón, te alcanza…
te alcanza conmigo… Y lo sé, porque sino fuera así no te vería siempre, siempre
ahí, firme, desde donde estés gritándome para que me levante. Muy
bien sé que los grandes mueren de pié. Yo hoy estoy de rodillas, pero no tengo
intención de morirme, por VOS. Por que vos te mereces que yo me
recupere. Porque si no fuera por vos no existiría.
Yo no sé si alguna vez te agradecí, quizás
nunca sentí que hiciera falta, pero ahora necesito hacerlo (parece que es
cierto que en los momentos malos uno empieza a ver las cosas distintas). Como
vos me agradeciste a mi por tantas copas, por tantas vueltas, por incontables
partidos que ganamos juntos. GRACIAS, gracias por ser no solo un hincha,
sino por sentirme tan parte de vos, gracias por llevarme tatuado en la
piel o en el alma, gracias por quedarte al lado mío, gracias por sostenerme la mano
cuando creo que me la vas a soltar. Gracias a vos por quererme tanto.
¡Hoy te necesito, como siempre te necesité!