Estamos en cuartos.

Época de Mundial. Mil cuatrocientos sesenta y un días esperando este acontecimiento. El más ansiado a nivel futbolístico.

Sensaciones encontradas desde la previa hasta el pitaso final. Se siente en el aire, en cada esquina los colores de la camiseta. Se exalta el patriotismo. ¡Como deben sufrir los que no los atrae el fútbol! Olvídate de salir con tu "gordo" al cine, -hay partido amor- despacito le dice.

La fase de grupos es expectativa, en los papeles lo tenemos ganado, al mejor del mundo (otra vez) en el equipo. Bosnia, Irán y Nigeria. ¡Le metemos cinco a cada uno! la soberbia argentina. Las cosas no fue un tramite como se pensó. El rival juega (o juega a no dejarte jugar), cada uno hace lo que puede, no hay escusas.

Contra Bosnia fue festejo pero un poco preocupados. Brasil decime que se siente, tener en casa a tu papa- suena en las tribunas gastando al local. Frente a Irán no hubo mucho cambios, es más, fue para peor, el equipo iraní se transformo en una completa defensa, 11 colgados del travesaño. -Van noventa minutos boludo! -Uh perdón, toma gol. El chiste de la semana, cuando el tiempo se acababa se froto la lámpara y saliá el genio, con su golazo Messi le dio la victoria al equipo, cerraba bocas, dos goles en dos partidos.

Nigeria, el ultimo rival de la fase de grupos, Argentina ya clasificada si ganaba terminaba primera del grupo F. Tres a dos seria el resultado final, dos pepitas de la Pulga y una de Marcos Rojo. Agüero salió lesionado y el Pocho Lavezzi surgió como el sex symbol del mundial. *Este es el plus que tenemos las mujeres futboleras. Vemos lo que nos apasiona y de paso los bombones que nos regala el fútbol*.
¡Eu tenho un Papa, eu tenho Messi!.

¡Estamos en Octavos!.

El fixture decía que teníamos que enfrentar a un Suiza que venia de ganar los tres partidos pero no parecía muy peligroso. Pero fue mas de lo mismo, partido trabado al que no se supo encontrar la vuelta. A los delanteros se les seguía cerrando el arco, el rival defendía, el fantasma de los penales acecha. Llega el tiempo suplementario, los argentinos desesperados, los brasilero felices. Pero no, papá no se va. Ciento dieciocho minutos roba Palacio, la lleva Messi, pase y un ángel apareció en la cancha.  Di Maria, el fideo marca el gol de la victoria pero el sufrimiento seguía. Centro, cabecea Dzemaili, palo, rebote y afuera. No se si fue Francisco, Dios, Jesús o el culo del campeón. Lo único que sé es que el corazón gritaba basta, los huevos en una mano, hasta el mas ateo se volvió creyente y le pedía al Dios que por favor no ayude. El árbitro dio un tiro libre producto de una falta inexistente al borde del área. El corazón se detuvo una vez mas, millones de miradas puestas en la pelota, en el área no entraba mas gente, el Pocho Lavezzi persignándose una y otra vez, Di Maria hace cuernitos. El jugador Suizo patea y despejan. Terminó el partido, todavía estamos temblando, lágrimas en los ojos. Felicidad y emoción.
Pasamos a Cuartos, el rival es Bélgica. -Gracias a Dios no es Alemania- piensan muchos pero ya sabemos que no tenemos ganado nada, que a los partidos hay que salir a jugarlos. Que en la cancha son 11 contra 11 y a la suerte hay que acompañarla con juego. Que Messi es Messi, pero solo no puede. Que el Papa habló con Dios y nos mando un Ángel para que nos salve. Que los cuarenta mil argentinos están con ustedes, haciendo de local y ningún brasilero ni chileno, ingles o lo que sea nos va a bajar las esperanzas. Hoy jueves pasadas las tres de la mañana me encuentro escribiendo esto porque quiero un final feliz, porque muchos viven con este sueño que no los deja dormir. Porque con las apariciones de Romero, los huevos de Mascherano, el sacrificio de Di Maria y Rojo, y la magia de Messi podemos más. Porque la fe sigue intacta. Porque somos ARGENTINA vuelvan, pero con la Copa.


@Karenvidela_